El campo de la psicología social ha sufrido algunas transformaciones desde sus orígenes, pero ninguna más radical que las "conductas" que los psicólogos sociales someten a una estrecha observación. Tomando en consideración el estudio realizado por Cantril, descubrimos que el investigador estaba más interesado en saber cómo se comportaban las personas cuando se enteraban de que por ejemplo "venían los marcianos".
¿A quien llamaban por teléfono?; ¿Con quién fueron?; ¿De qué hablaron?; ¿Qué llevaron-incluso- en sus autos cuando huyeron de sus casas?.
En este caso, Cantril(1940-1968) examinó el efecto de una situación social -el programa de La guerra de los mundos- en el comportamiento individual e interpersonal, que pudo, en su mayor parte, ser observado y expresado.
Los psicólogos sociales comenzaron, así a examinar las respuestas que se daban más allá de los comportamientos observables, se incluyeron primero las actitudes y emociones y posteriormente, las percepciones e interpretaciones. Con este planteamiento, Cantril habría examinado los sentimientos de las personas mientras escuchaban el programa o sus pensamientos. En este caso, el objetivo habría sido aún el efecto de los estímulos sociales en las respuestas, pero se habría ampliado la categoría de "respuesta".
Una vez que las investigaciones abarcaron ideas, percepciones y emociones, el horizonte creció de nuevo. Entonces, los psicólogos sociales pudieron explorar la relación entre actos, actitudes, sentimientos y percepciones. El objeto de interés se centró en el proceso que funda la conducta social.
Las investigaciones realizadas, muestran que las personas perciben e interpretan el hecho de manera distinta y que sus respuestas están guiadas por sus interpretaciones. O bien actitudes y sentimientos tienden el camino para la conducta, o bien la conducta influye en sentimientos y actitudes. Antes que el hecho social se presente como un estímulo fuera del control del individuo, se verá que las actitudes y conductas de éste delinean el carácter del estímulo. Es decir, el examen del proceso reveló algunas relaciones entre acontecimientos sociales, actitudes, sentimientos, interpretaciones y actos.
Pero estas aproximaciones al proceso no estableció el límite de la psicología social. La vida social no es una serie de acontecimientos independientes en que cada uno comienza en cuanto termina el anterior. De la misma forma que recordamos una canción mucho después de haberla escuchado por primera vez, guardamos información sobre las interacciones sociales, modos de reaccionar, de actuar, de interpretar los actos sociales. Este almacén de información del pasado indluye en nuestras expectativas sobre las situaciones actuales, nuestra interpretación de ellas y la forma en que clasificamos personas y sucesos en su contexto. Al reconocer estos temas, el campo de la psicología social creció otra vez para abordar el examen de cómo guarda la gente la información sobre sus experiencias e interacciones sociales y cómo influye esta información en su conducta en las situaciones actuales.
Kelly (1997) expone el modo en que nuestras experiencias moldean nuestro lenguaje y nuestras convicciones acerca de las relaciones interpersonales y cómo estos factores influyen en nuestra reacción ante las relaciones actuales.
¿A quien llamaban por teléfono?; ¿Con quién fueron?; ¿De qué hablaron?; ¿Qué llevaron-incluso- en sus autos cuando huyeron de sus casas?.
En este caso, Cantril(1940-1968) examinó el efecto de una situación social -el programa de La guerra de los mundos- en el comportamiento individual e interpersonal, que pudo, en su mayor parte, ser observado y expresado.
Los psicólogos sociales comenzaron, así a examinar las respuestas que se daban más allá de los comportamientos observables, se incluyeron primero las actitudes y emociones y posteriormente, las percepciones e interpretaciones. Con este planteamiento, Cantril habría examinado los sentimientos de las personas mientras escuchaban el programa o sus pensamientos. En este caso, el objetivo habría sido aún el efecto de los estímulos sociales en las respuestas, pero se habría ampliado la categoría de "respuesta".
Una vez que las investigaciones abarcaron ideas, percepciones y emociones, el horizonte creció de nuevo. Entonces, los psicólogos sociales pudieron explorar la relación entre actos, actitudes, sentimientos y percepciones. El objeto de interés se centró en el proceso que funda la conducta social.
Las investigaciones realizadas, muestran que las personas perciben e interpretan el hecho de manera distinta y que sus respuestas están guiadas por sus interpretaciones. O bien actitudes y sentimientos tienden el camino para la conducta, o bien la conducta influye en sentimientos y actitudes. Antes que el hecho social se presente como un estímulo fuera del control del individuo, se verá que las actitudes y conductas de éste delinean el carácter del estímulo. Es decir, el examen del proceso reveló algunas relaciones entre acontecimientos sociales, actitudes, sentimientos, interpretaciones y actos.
Pero estas aproximaciones al proceso no estableció el límite de la psicología social. La vida social no es una serie de acontecimientos independientes en que cada uno comienza en cuanto termina el anterior. De la misma forma que recordamos una canción mucho después de haberla escuchado por primera vez, guardamos información sobre las interacciones sociales, modos de reaccionar, de actuar, de interpretar los actos sociales. Este almacén de información del pasado indluye en nuestras expectativas sobre las situaciones actuales, nuestra interpretación de ellas y la forma en que clasificamos personas y sucesos en su contexto. Al reconocer estos temas, el campo de la psicología social creció otra vez para abordar el examen de cómo guarda la gente la información sobre sus experiencias e interacciones sociales y cómo influye esta información en su conducta en las situaciones actuales.
Kelly (1997) expone el modo en que nuestras experiencias moldean nuestro lenguaje y nuestras convicciones acerca de las relaciones interpersonales y cómo estos factores influyen en nuestra reacción ante las relaciones actuales.
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