sábado, 22 de agosto de 2009

ESTRATEGIAS DEL DISCURSO. IBER H. VERDUGO

El Problema.
El presente texto parte de un cuestionamiento que, en sus términos de mayor amplitud, reconoce un planteo de identidad y libertad; promovido por la intuición, observación y experiencias en la práctica de la opinión, cuyas contradicciones y complejidad, pueden sospechosas y problemáticas. acríticamente, y por lo general, nos sentimos generadores de nuestras ideas, ipiniones y conocimientos de los hechos y de las cosas.
¿Es fundado y legítimo-está legitimado- ese sentimiento?. Lo que pensamos y decimos ¿es producto de nuestra reflexión, de nuestro propio razonamiento?. En ese interrogante ¿Qué significa el término propio?.
De la realidad, efectivamente, ¿tenemos conocimiento propio o ajeno? ¿Cómo se ha formado el conocimiento y la opinión que manifestamos y que se nos manifiesta? ¿En qué medida nuestro pensamiento, como práctica social, es nuestro, libre, condicionado o dirigido; generado por nosotros o simplemente repetido? ¿Somos originadores o repetidores, voces o ecos, creadores o plagiarios?.
Aceptando como supuesto necesario el condicionamiento social ¿Cuáles son sus efectos?.
Aceptando, además, el supuesto de la imbricación indisoluble de pensamiento y lenguaje, o pensamiento y discurso ¿Cómo opera el discurso social en la formación de nuestro pensamiento y de la imagen de la "realidad" en sus múltiples manifestaciones?

De esa problemática, la actividad investigativa deriva otros problemas:
a) En primer lugar, el de la naturaleza del discurso. En su indagación nos encontramos con el hecho del accionar del hablar, o acción discursiva.
b) En segundo lugar, el problema relativo a la naturaleza, condiciones y funciones dela acción discursiva.
La denominación de este trabajo contiene implícita una hipótesis: La de la presencia de mecanismos que se postulan como estrategias del discruso.
Este estudio consistirá en una exploración en el discurso con el propósito de conocer sus estrategias, de modo parcial y creciente.
La sociologia del conocimiento ofrece ya conclusiones respecto de algunos aspectos del problema que nos ocupa.

En relación con el asunto de la propiedad de nuestro pensamiento, que involucra la de nuestro discurso, MANNHEIM sostiene lo siguiente:
"Así como sería un error tratar de derivar un idioma de la observación de un solo individuo, que no habla de un idioma propiamente suyo, sino más bien el de sus contemporáneos y de sus predecesores que le han preparado el camino, del mismo modo es un error explicar la totalidad de un proceso refiriéndose únicamente a la génesis de este en la psique de un individuo. Sólo en un sentido muy limitado el individuo aislado crea él mismo la forma de discurrir y de pensar que le atribuimos. Habla el idioma de su grupo; piensa en la misma forma que su grupo. Halla a su disposición solamente determinadas palabras con su significado. Dichas palabras no sólo trazan en gran parte los caminos que habían de conducirlo al mundo que lo rodea, sino que muestran al mismo tiempo desde qué ángulo y en qué contextura de actividad los objetos han sido perceptibles y asequibles hasta ahora al grupo o al individuo".

De manera semejante, el discurso que emitimos reproduce aspectos de discursos ajenos, en su totalidad o en parte. El discurso que escuchamos procura INFORMARNOS algo acerca del mundo, por medio de imágenes particularmente elaboradas de los hechos y de las cosas; parciales, porque provienen de perspectivas selectivas y forzosamente limitadas o parcelarias. A la vez que procura influir en nosotros, haciéndonos saber, ser y hacer con determinadas intencionalidades y orientaciones.

Esas imágenes pretenden ser la "Realidad" misma, cuando sólo son "Construcciones" que la sustituyen.
Esta relación de discurso y realidad la comprenden y conocen bien los creadores y estudiosos de la literatura, que es creación de imágenes del mundo por medio de la palabra, o del discurso; o creación de "Realidades" de palabras.

El "Constituir Realidales" con Palabras es operación específica del discurso literario, creador de su referente, que es el Lenguaje. Y no cabe prueba de verdad, porque el suyo es el mundo que el propio discurso crea.

El discurso "común" o "natural" (periodístico, político, propagandístico, coloquial, etc) suele proceder de manera semejante. Pero con la diferencia de que, en aquel caso, no hay modo ni necesidad de verificación o confrontación con la "realidad extra-discursiva", mientras que en este la realidad extradiscursiva puede convertirse en ficción por sortilegio de los procedimientos del discurso, cuando los signos sustituyen a las cosas y los hechos transfigurándolos, antes que indicándolos objetivamente. Por esto, el discurso común necesita ser sometido permanente y vigilantemente a la prueba de verdad.