sábado, 27 de noviembre de 2010

Las reglas del método sociológico. Émile Durkheim

A modo de introducción
Dice Durkheim en este texto que si bien existe una ciencia de las sociedades, no hay que esperar que consista en una simple paráfrasis de los prejuicios tradicionales, sino que nos haga captar las cosas de un modo distinto a como aparecen al vulgo, al hombre común. Pues todas las ciencias tienen por objeto hacer descubrimientos y todo descubrimiento desconcierta en mayor o menor medida las opiniones recibidas. Así pues, respecto al estudio de la Sociología, es preciso que el estudioso, investigador decida resueltamente a no dejarse intimidar por los resultados a que le lleven sus indagaciones. Y agrega "Si buscar la paradoja es propio de un Sofista, esquivarla cuando los hechos la imponen es propio de un espíritu sin coraje o sin fe en la Ciencia". Le pide al lector que no pierda de vista esto, que tenga presente en su cabeza que las formas de pensar a las que está mas familiarizado son contrarias, antes que favorables al estudio científico de los fenómenos Sociales. En consecuencia, es necesario ponerse en guardia, contra las primeras impresiones, dejarse llevar por ellas sin oponer resistencia, corre el riesgo de juzgar sin haber comprendido.
Entonces puede suceder que "nos acusara de haber querido absolber todos los actos de delincuencia valiéndose para ello como pretexto de que nosotros lo convertimos en un fenómeno más de lo que se ocupa la Sociologia" (E. Durkheim).
La objeción a esto, sería pueril, porque si es normal que en todas las sociedades se cometan delitos, lo es también que se castigue por ellos. La Institución de un sistema represivo es tan universal como la existencia de la criminalidad e indispensable para la salud colectiva. Plantea Durkheim que para que no hubiera delitos sería preciso un "nivelamiento de las conciencias individuales", que por razones que luego se analizarán, no es ni posible, ni deseable. En cambio para que no hubiera represión no tendría que haber "Homogeneidad moral", lo que es inconciliable con la existencia de una sociedad (E. Durkheim).
Desde un análisis del sentido común y partiendo del hecho de que el delito es detestado y detestable, concluyó sin razón, que éste nunca podría desaparecer por completo.
No concibe que una cosa que repugna pueda tener una razón útil y sin embargo, no hay en ello ninguna contradicción. ¿En el organismo, no hay acaso funciones repugnantes cuyo ejercicio regular es necesario para la salud del individuo? Acaso no detestamos el sufrimiento y sin embargo, un ser que no siente o que no conociera el sufrimiento, sería un mostruo. Hasta puede suceder que el carácter natural de una cosa y los deseos de alejamiento que inspiran sean solidarios. Por ejemplo: si el dolor es un hecho natural, lo es a condición de que no se lo ame. Si el delito es normal, a condición de que se lo deteste.